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  • Foto del escritorAmparo Piñeirua

Aguante

Actualizado: 14 sept 2019



Esta es una palabra que tiene mucho que ver con paciencia, de hecho, son sinónimos. Para que todos tengamos un mismo concepto de esta palabra empezaré por definirla. “ el aguante o paciencia es la capacidad que posee un sujeto, para tolerar, atravesar o soportar una determinada situación sin perder la calma” de tal manera se puede decir que es un individuo que no suele alterarse.

No sé cuál ha sido tu experiencia pero yo no he encontrado demasiadas personas con “aguante” total, yo mas bien pienso que las personas en general y dependiendo de la situación a veces son pacientes o aguantadoras y en otras ocasiones no lo son. Y esto no lo aplicó únicamente a los otros si no también a mí misma. No les ha pasado que existen personas en sus vidas que saben exactamente cuál es el botón rojo que tiene que apretar para que ustedes pierdan el control y como por arte de magia de un momento a otro explotan como fuegos artificiales. Sin embargo otras personas nos transmiten sentimientos y emociones que tienen que ver más con la paz y con ellas podemos tener más aguante y darle al proceso del pensamiento el tiempo para acomodar procesar y dar una respuesta más adecuada Todo esto va a depender de cómo encajan las diferentes personalidades, de la manera de interactuar, y con esto me refiero al lenguaje, gestos, interrupciones, ademanes en fin todo tipo de comunicación. Existen otras razones como la confianza, pues esto trae consigo pensamientos y lecturas automáticas que nos hacen ya sea ser más pacientes o generarnos ira inmediata.

Los estados de ánimo muchas veces también tiene que ver con nuestra paciencia. Como por ejemplo podemos esperar en un consultorio de cualquier tipo mucho tiempo sin perder la paciencia y otras no tener ese aguante y tomar la decisión de irnos o de reclamar la espera. En ocasiones pensamos que debemos de trabajar la paciencia con las personas y situaciones y otras que la paciencia provoca que los demás se aprovechen de lo pacientes que somos, total ella siempre aguanta. En otros momentos el perder la paciencia tiene que ver con nuestro propio miedo, muchas veces le gritamos a alguien que está enfermo, diciéndole que no tuvo cuidado o cualquier cosa que sabemos que no tenemos que reclamar por que tenemos mucho miedo de que algo le pase, o un niño que se cae y lo regañamos no sabiendo muy bien por qué lo hacemos aunque luego nos sentimos culpables por que nuestro propio miedo nos llevó a no tener el aguante esperado.

Las cosas que no están en nuestro radar y que se presentan inesperadamente nos hacen perder la tranquilidad y dejar muy atrás ese aguante tan deseado.

De todas las maneras tendríamos que trabajar en nuestra paciencia “aguante” pues los beneficios son muchos, entre ellos tener más tiempo para tener pensamientos racionales .


Esta, es Amparo reportándose.

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