Existen momentos en nuestras vidas que al detenernos un poco y enfocamos en el aquí y él ahora, podemos con tranquilidad observar nuestro entorno y darnos cuenta que aunque es el mismo lugar, se ve, se siente e incluso se huele diferente.
Cuando yo era pequeña iba con mi mamá a Polanco y aunque el espacio es el mismo cuantas cosas han cambiado, antes el trafico era mucho menos del que hay hoy pues era una zona residencial la gente caminaba realmente poco, no existían personas paseando con sus perros, si tenias se quedaban en casa y creo definitivamente que había muchísimas menos personas que tuvieran perros y que los trataran como lo hacen ahora o fuesen así de importantes en sus vidas, tampoco existían los cafés y restaurantes con mesas en la calle como los hay ahora muy al estilo europeo tampoco existían tal cantidad de edificios que desde mi punto de vista han estropeado el lugar, eso si es un lugar actualmente donde hay muchísima vida en todos los sentidos, hoy puedes pasear por Polanco en bicicleta, patín del diablo, motos que puedes, metiéndote en un programa en el teléfono recogerlos y dejarlos donde mejor te parezca, en este sentido las personas que viven ahí o simplemente van de visita lo pueden saborear mucho mas.
Los restaurantes o cafeterías al aire libre también es algo que hace de Polanco un lugar muy atractivo, para pasear, vivir, trabajar e incluso concluir algún negocio. Cuando hablo de trabajar nos encontramos que no solo vemos trabajos de la manera convencional en donde trabajas en una empresa que tiene ahí sus oficinas, si no que también te encuentras muchos lugares donde te puede conectar al wifi del establecimiento y tomándote un café te o chocolate puedes trabajar desde ahí sin ningún problema y quizá también conectar con alguna persone que esta trabajando de la misma manera y un día empezar una conversación y que de ahí mismo salga algún negocio alguna colaboración para cualquier cosa que se te ocurra, esto simplemente era impensable cuando yo era mas joven, probablemente mi papa diría que solo estaban perdiendo el tiempo y que en el trabajo no se toman cafecitos y tes y menos chocolate esto es pura pachanga, diría el . En mi generación nos ha tocado ir asimilando poco a poco estos cambios, aceptarlos e incluso usarlos y con eficiencia y ademas disfrutarlos también por qué no.
También ahí en Polanco se pone los sábados un mercado que poco a poco se ha ido haciendo mas y mas grande hoy en día se puede comprar, pasear, mirar y hasta comer en los puestos que hay ahí, a una amiga mía le gustaba mucho comer de vez en cuando en ese mercado callejero.
Cómo pueden ver aunque es lo mismo, si cambian mucho las cosas y nos tenemos que ir adaptando e incluso aprender a disfrutarlo aunque no nos gusten todos los cambios.
Esta, es Amparo reportándose.
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