Desde muy chiquita mi mami me metió en clases de baile, la verdad no se si vio algo en mi o simplemente a ella le gustaba que yo bailara, pero que maravillosa idea, siempre se lo agradeceré. Pues con el tiempo paso que esta clase que mi madre me metió se convirtió en mi preferida, disfrutaba tanto esa hora dos veces por semana que no me la perdía por nada, si estaba estudiando para un examen mi mejor forma de desconectar era ir a mi clase de baile, cuando regresaba a mi casa comprobaba que tenia la mente mucho mas despejada para seguir estudiando.
Ahí tenia amigas y ademas de bailar me divertía con ellas, casi toda mi vida tome clase de regional español y al final teníamos un festival que cada año era en diferentes teatros, bueno, alguno se repetía de vez en cuando y entonces sentía que todo lo que había aprendido y ensayado todo el año culminaba en un festival, en donde cuando terminaba todos te felicitaban, te llevaban chocolates o flores y entonces no importaba como lo habías hecho simplemente pensabas que eras la mejor.
Obviamente crecí pero el gusto por el baile nunca cambio, en cuanto escucho musica mi cuerpo se pone a seguir el ritmo, a veces sin darme cuenta, cuando voy a bodas o lugares donde se puede bailar es para mi uno de los placeres mas grades ponerme a bailar.
Bueno pues continuando con la historia, cuando me caso dejo mis clases de baile por un tiempo pero siempre esperando que esto fuera temporal y gracias a Dios así fue. En donde siempre tome clases había un grupo para señoras y en cuanto mi hijo chiquito cumplió nueve meses empecé a ver cómo me las arreglaba para poder retomar mis amadas clases. Les confieso que no fue fácil para mi pues no fui muy bien recibida en ese nuevo grupo, ya era un grupo consolidado y no les caía en gracia una nueva compañera o al menos así lo percibí yo, pero poco a poco con paciencia y un gran interés pase a formar parte de ellas y fue la mejor parte de mis clases de baile. Nos hicimos muy amigas, los ensayos que aquí si, siempre eran en el teatro de la cuidad, donde nos quedábamos todo el día ensayando eran verdaderamente fantásticos y ni que decir de las funciones, tengo mil anécdotas guardadas en mi corazón, prisas para cambiarte de ropa, camaradería entre todas ayudarnos a cambiarnos, chistes, bromas, nervios y al final otra vez felicitaciones, regalos y festejar todas juntas en casa de mi gran amiga Cristina. Claro, a cada una de nosotras nuestra familia nos decían que éramos las mejores, no lo sé, pero lo que sí sé es que encontré amigas maravillosas que me han acompañado a lo largo de mi vida y con lo que estoy muy agradecida.
Cuantas cosas lindas te puede traer simplemente una clase de baile.
Pruébalo, quizá te funcione igual que a mi o cualquier otra cosa que te guste.
Esta, es Amparo reportándose
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